transcript: (aplausos) (aplausos) Presidente de Cámara John Boehner:
Miembros del Congreso, Tengo el gran privilegio
y honor distintivo de presentarles
a todos ustedes al Presidente de
Estados Unidos. (aplausos) (aplausos) El Presidente:
Gracias, Muchas gracias,
por favor. El Presidente:
Señor Presidente de la Cámara, Señor Vicepresidente,
Miembros del Congreso, conciudadanos: Han pasado quince años
de este nuevo siglo. Quince años que comenzaron
con la presencia del terror en nuestras costas; transcurrieron
con una generación en dos guerras largas
y costosas; que vieron una recesión brutal que se expandía por
nuestra nación y por el mundo. Han sido, y aun son,
tiempos difíciles para muchos. Pero esta noche
vamos a dar un giro. Esta noche, después de
un año de logros significativos para Estados Unidos, nuestra
economía crece y genera empleos al ritmo
más rápido desde 1999. (aplausos) La tasa
de desempleo es ahora menor de lo que era antes
de la crisis financiera. Más de nuestros hijos
se gradúan hoy que antes; más de nuestra población tiene
seguro médico hoy que antes; (aplausos) somos más libres
de las garras del petróleo extranjero de lo que
hemos sido en casi 30 años. (aplausos) Esta noche, por primera vez
desde el 11 de septiembre, ha terminado nuestra misión
de combate en Afganistán. (aplausos) Hace seis años,
casi 180,000 tropas estadounidenses prestaron
servicio en Irak y Afganistán. Hoy quedan
menos de 15,000. Y rendimos homenaje al valor y
al sacrificio de todos los hombres y mujeres en esta
generación del 11 de septiembre que ha prestado servicio
para garantizar nuestra seguridad. (aplausos) Nos sentimos agradecidos
y honrados por su servicio. (aplausos) Estados Unidos, por todo
lo que hemos sufrido; por toda la determinación
y el trabajo requeridos para volver; por todo el trabajo que tenemos
por delante, es importante saber: La sombra de la crisis
ha pasado y el Estado
de la Unión está fuerte. (aplausos) En este momento, con
una economía en crecimiento, una disminución de los déficits,
una industria desbordante y una producción energética en auge,
hemos salido de la recesión con más libertad para escribir
nuestro propio futuro que cualquier otra nación en la Tierra. Ahora depende de nosotros
elegir quiénes queremos ser en los próximos quince años
y en las décadas venideras. ¿Aceptaremos una
economía en la que solo algunos de nosotros vivamos
espectacularmente bien? ¿O nos comprometeremos
a desarrollar una economía que genere sueldos que aumentan
y oportunidades para todos aquellos
que se esfuercen? (aplausos) ¿Nos enfrentaremos al mundo
con miedo y reactivos, arrastrados a conflictos costosos
que ejerzan presión en nuestras fuerzas armadas
y reduzcan nuestra posición? ¿O nos guiaremos con inteligencia,
usando todos los elementos de nuestro poder para derrotar
nuevas amenazas y proteger a nuestro planeta? ¿Vamos a dejar que lleguemos
a dividirnos en facciones y nos enfrentemos los unos
contra los otros? ¿O podremos recuperar
el sentido de propósito común que siempre ha propulsado
a Estados Unidos hacia adelante? En dos semanas, mandaré
al Congreso un presupuesto lleno de ideas prácticas,
no partidistas. Y en los meses que vienen
cruzaré el país para defender mi postura
en cuanto a esas ideas. Por eso, esta noche, quiero
centrarme menos en una lista de propuestas y centrarme más
en los valores que están en juego a la hora de tomar las decisiones
que se nos presentan. Empieza con
nuestra economía. Hace siete años,
Rebekah y Ben Erler de Minneapolis
estaban recién casados. (risas) Ella era
camarera. Él trabajaba
en la construcción. Su primer hijo,
Jack, estaba en camino. Eran jóvenes, estaban
enamorados en Estados Unidos y no podía
ser mejor. “Si tan solo hubiéramos sabido”,
me escribió Rebekah en la primavera, “lo que estaba
a punto de suceder en el sector inmobiliario
y de la construcción”. Con la agudización de la crisis,
el negocio de Ben cayó en picada, por lo que él aceptó cualquier
trabajo que pudo encontrar, incluso si eso significaba tener que viajar
durante largos períodos de tiempo. Rebekah consiguió préstamos
de estudiante, se inscribió en un colegio comunitario y
decidió cambiar de profesión. Se sacrificaron
el uno por el otro. Y poco a poco
vieron el fruto. Compraron
su primera vivienda. Tuvieron
su segundo hijo, Henry. Rebekah consiguió un trabajo mejor
y luego un aumento de sueldo. Ben ha vuelto
a la construcción, y llega a casa para cenar
todos los días. “Es increíble”, escribió Rebekah,
“de lo que uno puede recuperarse cuando
tiene que hacerlo... somos una familia fuerte y muy unida
que ha superado momentos extremadamente
difíciles”. Somos una familia fuerte
y muy unida que ha superado momentos
extremadamente difíciles. Estados Unidos, la historia de
Rebekah y Ben es nuestra historia. Ellos representan
a millones que han trabajado duro y han hecho recortes
y sacrificios y cambios. Ustedes son la razón por la que
quise asumir este cargo. Ustedes son la gente
que tenía en mis pensamientos hace seis años este mismo día, en los
meses más difíciles de la crisis, cuando desde los escalones
de este Capitolio prometí que reconstruiría la economía
sobre una nueva base. Y han sido sus
esfuerzos y resistencia los que han hecho posible
que nuestro país salga de la crisis más fuerte que antes. Confiamos en poder detener
el flujo de trabajos que se mandan al extranjero y traer
trabajos nuevos a nuestras costas. En los últimos cinco años
nuestras empresas han creado más de
11 millones de empleos nuevos. (aplausos) Confiamos en nuestra capacidad
de reducir nuestra dependencia del petróleo extranjero y
proteger nuestro planeta. Y hoy, Estados Unidos es
el número uno en petróleo y gas. Estados Unidos es el número uno
en energía eólica. Cada tres semanas
introducimos en las redes la misma cantidad de energía solar
que en todo el año 2008. (aplausos) Y gracias a que ha bajado el precio
de la gasolina y han aumentado los estándares de combustible,
la familia media este año debería ahorrarse
$750 en los surtidores. (aplausos) Confiamos en que podemos
preparar a nuestros hijos para un mundo
más competitivo. Y hoy, nuestros estudiantes
más jóvenes han obtenido las notas más altas en matemáticas
y lectura de la historia, las cifras de graduación
de la escuela secundaria han batido
un nuevo récord, y más personas que viven en Estados Unidos
terminan la universidad que antes. (aplausos) Confiamos en que al contar
con regulaciones prudentes podríamos prevenir otra crisis,
proteger a las familias de la ruina y fomentar
la competencia justa. En la actualidad, tenemos nuevas
herramientas para acabar con los rescates financieros pagados
por los contribuyentes y un nuevo defensor del consumidor que nos
proteja de los préstamos y las prácticas
crediticias abusivas. Tan solo en el último año,
unos diez millones de personas que vivían en Estados Unidos
sin seguro médico por fin cuentan con la seguridad
de tener cobertura de salud. (aplausos) A cada paso, nos decían
que nuestros objetivos no eran correctos o que eran
demasiado ambiciosos; que destruiríamos empleos
y aumentaríamos el déficit. En lugar de eso, hemos visto
el crecimiento económico más rápido en más de una década,
el déficit reducido en dos tercios, un aumento
del doble en el mercado bursátil y la inflación en atención médica
más baja de los últimos cincuenta años. (aplausos) Esto son buenas
noticias, amigos. (risas) (aplausos) Por lo tanto,
el veredicto está claro: La economía de la
clase media funciona. Expandir
las oportunidades funciona. Y estas políticas
seguirán funcionando, siempre que la política no
se interponga en su camino. No podemos frenar el crecimiento
empresarial ni poner en riesgo nuestra economía con cierres
de la administración del gobierno ni confrontaciones fiscales. No podemos arriesgar
la seguridad de las familias al quitarles el seguro
de salud, ni deshacer las nuevas reglas en Wall Street,
ni volver a las mismas luchas del pasado sobre
inmigración cuando lo que tenemos que hacer es
arreglar el sistema. Y si llega a mi despacho
un proyecto de ley que pretenda hacer cualquiera
de estas cosas, lo vetaré. Me habré ganado
el veto. (aplausos) Hoy, gracias a una economía
en crecimiento, la recuperación está tocando más
y más vidas. Los salarios por fin
están empezando a aumentar. Sabemos que más
pequeños empresarios van a aumentar el sueldo
de sus empleados que en cualquier momento
desde 2007. Sin embargo, la cuestión es que los
que estamos en esta sala esta noche no debemos conformarnos
solo con asegurar que el gobierno no
estropee las cosas; que el gobierno no sea un freno para
el progreso que estamos logrando. Debemos hacer más
que evitar empeorar. Esta noche, juntos, hagamos
más por recuperar la conexión entre el trabajo duro y la creación
de oportunidades para las personas que viven en Estados Unidos. (aplausos) Porque las familias
como la de Rebekah aún necesitan nuestra ayuda. Ella y Ben trabajan
más que nunca, pero renuncian a las vacaciones
y a un automóvil nuevo para poder pagar los préstamos de estudiantes
y ahorrar para la jubilación. La pizza del viernes por la noche,
eso es un lujo. El cuidado infantil básico para Jack
y Henry cuesta más que su hipoteca y casi
tanto como un año en la Universidad de
Minnesota. Como millones de trabajadores
que viven en Estados Unidos, Rebekah no está pidiendo
ayuda financiera; pero sí nos pide que busquemos
más maneras de ayudar a las familias a salir adelante. De hecho, siempre que
hemos presenciado un cambio económico en nuestra
historia, este país ha tomado medidas audaces para
adaptarse a nuevas circunstancias y para asegurar que todos
tengan una oportunidad justa. Creamos protecciones para
los trabajadores, el Seguro Social, Medicare
y Medicaid para protegernos de la
peor adversidad. Les dimos a nuestros ciudadanos
escuelas y universidades, infraestructura
e Internet, las herramientas que necesitaban para llegar
hasta donde los llevaran sus sueños
y sus esfuerzos. Eso es lo que significa
la economía de la clase media: la idea de que este país
va mejor cuando todos tienen una oportunidad justa, todos
ponen de su parte y todos siguen
las mismas reglas. (aplausos) No solo queremos
que todos compartan el éxito de Estados Unidos,
queremos que todos contribuyan
a nuestro éxito. (aplausos) Entonces, ¿qué necesita la economía
de la clase media en nuestros tiempos? Primero, la economía
de la clase media significa ayudar a las familias trabajadoras a sentirse
más seguras en un mundo de cambios constantes. Eso significa ayudar a la gente
a pagar el cuidado infantil, la universidad, la atención médica,
una casa y la jubilación, y mi presupuesto abordará
cada uno de estos asuntos, mediante la reducción de impuestos
de las familias trabajadoras y la recuperación
de miles de dólares en sus bolsillos
cada año. (aplausos) Aquí tienen
un ejemplo. Durante la Segunda Guerra Mundial,
cuando hombres como mi abuelo se fueron a luchar, era
vital para la seguridad nacional que las mujeres como mi abuela
formaran parte de la fuerza laboral; por eso, el país empezó a ofrecer
cuidado infantil universal. En nuestra economía actual, cuando
tener a ambos padres en la fuerza laboral es una necesidad económica
para muchas familias, hace falta tener cuidado infantil asequible de
alta calidad más que nunca. (aplausos) No es algo que sea agradable tener.
Es algo que necesitamos tener. Es hora de que dejemos
de tratar el cuidado infantil como un tema secundario,
o un tema de mujeres y lo tratemos como la prioridad
económica nacional que es para todos nosotros. (aplausos) Y es por eso que mi plan
hará que el cuidado infantil de alta calidad esté más disponible,
y sea más asequible, para todas las familias de clase media
y de bajos ingresos con niños pequeños en Estados Unidos;
con más plazas y un nuevo recorte de impuestos
de $3,000 por niño, por año. (aplausos) Aquí tienen otro
ejemplo. En la actualidad somos el único país
avanzado de la Tierra que no garantiza la licencia
pagada por enfermedad ni la licencia pagada por maternidad a nuestros
trabajadores y trabajadoras. Cuarenta y tres millones
de trabajadores no tienen licencia pagada por enfermedad.
Cuarenta y tres millones. Piensen sobre eso. Y que eso obliga a demasiados
padres a tomar la decisión difícil de elegir
entre un sueldo o quedarse en casa
con su hijo enfermo. Por eso voy a tomar una nueva
medida para ayudar a los estados a crear sus propias leyes
de licencia pagada. Y puesto que la licencia pagada por
enfermedad ganó donde se sometió a votación el pasado noviembre,
sometámosla a voto aquí mismo en
Washington. (aplausos) Mándenme un proyecto de ley que
ofrezca a todos los trabajadores de Estados Unidos la oportunidad
de recibir siete días de licencia pagada por enfermedad. (aplausos) Es lo
correcto. Es lo
correcto. (aplausos) Por supuesto, nada ayuda más
a las familias a llegar a fin de mes
que un aumento de sueldo. Por eso este Congreso
aún tiene que aprobar una ley que garantice que la
mujer reciba el mismo salario que el hombre cuando hace
el mismo trabajo. (aplausos) Es el año 2015. (risas) Ya es hora. Todavía necesitamos garantizar
que los trabajadores reciban el tiempo extra
que se han ganado. (aplausos) Quiero decirles a todos los miembros
de este Congreso que todavía se niegan a aumentar el
salario mínimo lo siguiente: Si realmente creen que ustedes
serían capaces de trabajar a tiempo completo y mantener
una familia con un sueldo anual inferior a $15,000,
inténtenlo. Si no, voten para darles
a millones de las personas más trabajadoras
en Estados Unidos un aumento. (aplausos) Estas ideas no harán
que todos sean ricos, ni eliminarán
las dificultades para todos. Esa no es
la función del gobierno. Para dar a las familias trabajadoras
una oportunidad justa, todavía necesitaremos más empresarios que
miren más allá de los ingresos del próximo trimestre y que reconozcan
que invertir en su fuerza laboral
les va a beneficiar a la larga. Todavía necesitamos leyes que
refuercen en lugar de debilitar a los sindicatos y que les den voz a
los trabajadores en Estados Unidos. (aplausos) Pero cosas como el cuidado infantil,
la licencia por enfermedad pagada y el mismo salario para mujeres y
hombres; cosas como primas hipotecarias más bajas y el salario
mínimo más alto, esas ideas marcarán una diferencia significativa
en las vidas de millones de familias. Eso es un hecho. Y eso es lo que a todos
nosotros, republicanos y demócratas por igual,
nos han mandado a hacer aquí. Segundo, para asegurar que la gente
siga recibiendo sueldos más altos tenemos que hacer más para ayudar
a dar a las personas que viven en Estados Unidos nuevas habilidades. (aplausos) Estados Unidos prosperó
en el siglo XX porque hicimos que la escuela
secundaria fuera gratuita, mandamos a una generación entera
de soldados a la universidad y entrenamos a la fuerza de trabajo
más fuerte del mundo. Íbamos por delante
de los demás. Pero otros países
nos alcanzaron. Y en la economía del siglo XXI
que recompensa el conocimiento más que nunca,
tenemos que hacer más. Tenemos que
hacer más. Cuando termine esta década,
dos de cada tres ofertas de empleo requerirán al menos algún nivel de
educación superior. Dos de tres. Y aún así, vivimos en
un país donde hay demasiadas personas inteligentes y que se
esfuerzan que no pueden conseguir la educación que necesitan
porque no se lo pueden permitir. No es justo
para ellos y no es inteligente
para nuestro futuro. Por eso voy a mandarle
al Congreso un nuevo y audaz plan para reducir el costo
de los colegios comunitarios a cero. (aplausos) El cuarenta por ciento de
nuestros estudiantes universitarios eligen un colegio
comunitario. Algunos son jóvenes
y acaban de empezar. Otros son mayores y
buscan un empleo mejor. Algunos son veteranos y
padres solteros que intentan volver al
mercado laboral. Quienquiera que sea usted, este plan
es su oportunidad para graduarse preparado para la nueva economía,
sin una gran deuda a sus espaldas. Tiene que entender que
tiene que ganárselo, tendrá que mantener sus
notas altas y graduarse a tiempo. Tennessee, un estado con
un liderazgo republicano, y Chicago, una ciudad con
un liderazgo demócrata, nos enseñan que los
colegios comunitarios gratis son posibles. Quiero ver esa idea extenderse
en todo Estados Unidos, para que dos años de estudios en
colegios comunitarios sean gratuitos y universales en Estados Unidos
como la educación secundaria. (aplausos) Sigamos llevando
la delantera. (aplausos) Y quiero trabajar
con este Congreso, para asegurarnos de que aquellos
abrumados con la carga de préstamos de estudiantes puedan reducir sus
pagos mensuales, para que la deuda de estudiante no
haga que nadie arruine sus sueños. (aplausos) Gracias al gran trabajo del
Vicepresidente Biden de actualizar nuestro sistema de
capacitación laboral, estamos conectando los colegios comunitarios
con empresarios locales para adiestrar a trabajadores para
ocupar puestos de trabajo altamente remunerados como codificación,
enfermería y robótica. Esta noche también les pido
a más empresas que sigan el ejemplo de compañías
como CVS y UPS, y que ofrezcan más beneficios educativos
y prácticas pagadas; oportunidades que permiten
a los trabajadores tener acceso a puestos de trabajo mejor pagados
incluso si no han cursado una educación
superior. Y ahora que una nueva generación
de veteranos vuelve a casa, les debemos todas las oportunidades
posibles para vivir el Sueño Americano que ayudaron a defender. Ya hemos conseguido
mucho por garantizar que todos los veteranos
tengan acceso a los
mejores servicios. Estamos reduciendo la lista de casos
pendientes que tenía a demasiados veteranos esperando años para
recibir los beneficios que necesitan y estamos haciendo que sea más
sencillo para los veteranos convertir su adiestramiento y
experiencia en empleos civiles. Joining Forces, la
campaña nacional lanzada por Michelle y
y Jill Biden, (aplausos) gracias, Michelle,
gracias, Jill, por ahora ha ayudado a casi 700,000 veteranos y
cónyuges militares a conseguir nuevos trabajos. (aplausos) A cada director general de
Estados Unidos, déjenme repetirles: Si quieren contratar a alguien
que sin duda haga el trabajo,
contraten a un veterano. (aplausos) Por último, a medida que capacitamos
mejor a nuestros trabajadores, necesitamos que la nueva economía
continúe creando puestos de trabajo altamente remunerados para que
los ocupen nuestros trabajadores. Desde 2010, Estados Unidos ha creado
más puestos de trabajo que Europa,
Japón y todas las demás economías
avanzadas juntas. (aplausos) Nuestros fabricantes han
agregado casi 800,000 empleos nuevos. Algunos de nuestros sectores
fundamentales, como nuestra industria automotriz,
están en auge. Pero también hay millones de
personas que viven en Estados Unidos que tienen trabajos que ni siquiera
existían hace diez o veinte años: trabajos en empresas
como Google, eBay y Tesla. Por lo que nadie sabe con
certeza cuáles serán las industrias que generarán puestos de trabajo
en el futuro. Pero sabemos que los queremos
aquí en Estados Unidos. Lo sabemos. (aplausos) Es por ello que
la tercera parte del progreso económico de la clase media
consiste en crear la economía más competitiva
del mundo, el lugar donde las empresas querrán
ubicarse y contratar. Las empresas del siglo XXI
necesitan una infraestructura del siglo XXI:
puertos modernos, puentes más sólidos, trenes más veloces
e Internet más rápido. Los demócratas y los republicanos
solían estar de acuerdo en esto. Así que pongamos
la mira en algo más ambicioso que un simple
oleoducto. Aprobemos un plan de
infraestructuras bipartidista que tenga el potencial de
multiplicar por más de treinta los puestos de trabajo creados por año
y de hacer que este país sea más fuerte durante las décadas
venideras. (aplausos) Hagámoslo. Vamos a
hacerlo. Vamos a
hacerlo. (aplausos) Las empresas del siglo XXI,
incluidas las pequeñas empresas,
tienen que vender más productos de Estados Unidos
en el extranjero. En la actualidad, nuestras empresas
exportan más que nunca y los exportadores tienden a
pagar mejores salarios a sus trabajadores. Pero al mismo tiempo, China
desea establecer las reglas de la región con el
crecimiento más rápido del mundo. Eso pondría a nuestros trabajadores
y nuestras empresas en desventaja. ¿Por qué deberíamos
dejar que eso ocurra? Somos nosotros quienes deberíamos
establecer esas reglas. Somos nosotros quienes deberíamos
fijar condiciones equitativas. Por ello, les pido a ambos partidos
que me den la autoridad de promoción comercial a fin de proteger a los
trabajadores que viven en EE UU y celebrar tratados comerciales
sólidos con países de Asia a Europa que no solo sean de libre comercio
sino que promuevan comercio justo. Es lo
correcto. (aplausos) Miren, yo soy el primero en admitir
que los tratados comerciales anteriores no han cumplido
siempre con las expectativas y por eso hemos ido a por
los países que rompen las reglas
a nuestra costa. Pero el 95 por ciento de
los consumidores del mundo viven fuera de
nuestras fronteras y no podemos
renunciar a esas
oportunidades. Más de la mitad de los
ejecutivos del sector manufacturero han expresado que están
estudiando de forma activa cómo traer empleos
de vuelta desde China. Démosles
otra razón para hacerlo. Las empresas del siglo XXI
dependerán de la ciencia, la tecnología,
la investigación y el desarrollo que se realice en Estados Unidos. Quiero que el país
que eliminó la poliomielitis y mapeó el genoma humano
dé pie a una nueva era en medicina: un país que sea capaz de prestar
el tratamiento adecuado en el momento correcto. (aplausos) En algunos pacientes con
fibrosis quística, este enfoque ha servido para revertir
una enfermedad que se creía incontenible. Esta noche, voy a
lanzar una Iniciativa de medicina de precisión
que nos acercará más a curar enfermedades como el cáncer
y la diabetes, y que nos dará a todos acceso a la
información personalizada que precisamos para cuidar mejor nuestra
salud y la de nuestras familias. Podemos hacerlo. (aplausos) Tengo la intención de proteger un
Internet libre y abierto, ampliar su alcance a todas las aulas
y a todas las comunidades, (aplausos) y ayudar a los especialistas a
construir redes más rápidas, para que la
próxima generación de innovadores y
emprendedores digitales tengan la plataforma para seguir
transformando nuestro mundo. Quiero que las personas que viven en
Estados Unidos ganen la carrera en pos de los descubrimientos que
crearán toda una serie de trabajos nuevos: convirtamos la luz solar en
combustible líquido, creemos prótesis revolucionarias para que un
veterano que dio sus brazos por este país pueda jugar
al béisbol otra vez con su hijo, (aplausos) exploremos los
confines del sistema solar no simplemente para visitarlos
sino para quedarnos. El mes pasado, lanzamos
una nueva astronave como parte del flamante programa espacial
que va a llevar a astronautas estadounidenses
a Marte. Dentro de dos meses,
a fin de prepararnos para dichas misiones, Scott Kelly realizará
una estancia de un año en el espacio. Buena suerte,
Capitán Kelly, y asegúrese de compartirlo
por Instagram. Estamos orgullosos
de usted. (aplausos) Ahora, la verdad es que cuando
se trata de temas como la infraestructura y la investigación
básica, sé que tenemos el apoyo bipartidista
en esta cámara. Me lo han comunicado miembros
de ambos partidos. Sin embargo, solemos toparnos
demasiado a menudo con dificultades insalvables cuando intentamos
decidir cómo pagar esas inversiones. Las personas que vivimos en EE. UU.
no estamos en contra de pagar los impuestos que nos corresponden
siempre que todos lo hagan. Pero durante demasiado tiempo,
los cabilderos han amañado el código fiscal con lagunas tributarias que
permiten que ciertas corporaciones no paguen nada mientras los demás
pagan toda la carga. Lo han plagado de
concesiones que los superricos no necesitan
y han negado un recorte a las familias de clase media
que sí lo necesitan. Este año tenemos una
oportunidad de cambiar todo esto. Cerremos las lagunas tributarias
para dejar de recompensar a las empresas que mantienen
las ganancias en el extranjero y premiar a aquellas que invierten
en Estados Unidos. (aplausos) Usemos esos ahorros
para reconstruir nuestra infraestructura a fin de atraer
a las empresas para que traigan los empleos
de vuelta a casa. Simplifiquemos el sistema
y dejemos que los propietarios de las pequeñas empresas hagan
su declaración con base en sus estados de cuenta bancarios reales,
en vez de la cantidad de contadores que se puedan permitir. (aplausos) Y cerremos
las lagunas tributarias que fomentan la desigualdad al permitir
que el uno por ciento más rico evite pagar impuestos sobre
su riqueza acumulada. Podemos usar ese dinero para
ayudar a más familias a pagar sus gastos de cuidado infantil y
enviar a sus hijos a la universidad. Necesitamos un código fiscal que
ayude realmente a los trabajadores que viven en Estados Unidos a
progresar en la nueva economía, y podemos lograrlo
juntos. (aplausos) Podemos lograrlo
juntos. Ayudemos a las familias trabajadoras
a llegar a fin de mes. Démosles las herramientas
que necesitan para conseguir empleos bien remunerados en esta
nueva economía. Mantengamos las condiciones
que fomentan el crecimiento y la competitividad. Ese es el rumbo
que debe tomar Estados Unidos. Estoy convencido de que es el rumbo
que quiere tomar el pueblo. Es el rumbo que hará que nuestra
economía sea más fuerte de aquí a un año, dentro de quince años
y bien entrado el siglo. Por supuesto, si hay algo que
nos ha enseñado este siglo, es que no podemos separar el trabajo
que debemos realizar aquí de los desafíos que tenemos más allá
de nuestras fronteras. Mi primer deber como
Comandante en Jefe es defender a Estados Unidos
de América. En esa capacidad la pregunta no
es si Estados Unidos lidera el mundo, sino
cómo lo hace. Cuando tomamos decisiones
apresuradas y reaccionamos ante los titulares en vez de usar
la cabeza, cuando la primera respuesta ante un desafío es
enviar a nuestras fuerzas armadas, corremos el riesgo de ser
arrastrados a pelear en conflictos innecesarios, y le damos la espalda
a una estrategia más amplia que necesitamos para lograr un mundo
más seguro y próspero. Eso es lo que nuestros enemigos
quieren que hagamos. Yo creo en un liderazgo
estadounidense más inteligente. Lideramos mejor cuando combinamos
nuestro dominio militar con una estrategia diplomática sólida,
cuando utilizamos nuestro poder para formar coaliciones,
cuando no dejamos que nuestros temores nos cieguen y nos impidan
ver las oportunidades que nos presenta
este nuevo siglo. Esto es exactamente lo que estamos
haciendo ahora mismo, y está marcando la diferencia
alrededor del mundo. En primer lugar,
nos solidarizamos con las personas de todo el mundo víctimas
del terrorismo, desde una escuela en Pakistán
hasta las calles de París. (aplausos) Seguiremos persiguiendo
y acabando con los terroristas, además de desmantelar sus redes,
y nos reservamos el derecho de actuar unilateralmente,
como lo hemos hecho sin cesar desde que asumí mi cargo
para eliminar a los terroristas que representan
una amenaza directa para nosotros
y nuestros aliados. (aplausos) Al mismo tiempo,
en los últimos trece años hemos aprendido algunas
lecciones costosas. En lugar de tener patrullas
estadounidenses en los valles de Afganistán, hemos entrenado
a sus fuerzas de seguridad, que ahora están a cargo,
y hemos honrado el sacrificio de nuestras tropas al apoyar
la primera transición democrática
de ese país. En lugar de enviar un gran número
de fuerzas armadas al extranjero, formaremos alianzas con países
del sur de Asia al norte de África para impedir que los terroristas
que nos amenazan encuentren un territorio donde refugiarse. En Irak y Siria,
el liderazgo estadounidense, que incluye nuestro poder
militar, está parando el avance de ISIL. En lugar de vernos
arrastrados a otra guerra en Oriente Medio, estamos
liderando una amplia coalición que incluye a las naciones árabes
para degradar y, en última instancia, destruir
a este grupo terrorista. (aplausos) También estamos apoyando
a una oposición moderada en Siria que nos puede ayudar
en este esfuerzo a nivel mundial para asistir a la gente
que se alza contra la ideología
sin fundamento del extremismo
violento. Este esfuerzo
va a requerir tiempo. Y va a requerir
concentración. Pero
triunfaremos. Y esta noche le pido a este
Congreso que le muestre al mundo que estamos unidos
en esta misión y que apruebe una resolución
que autorice el uso de la fuerza
contra ISIL. Necesitamos
esta autoridad. (aplausos) En segundo lugar, estamos
demostrando el poder de la diplomacia y la fuerza
estadounidenses. Estamos defendiendo el principio
de que las naciones grandes no pueden intimidar a las pequeñas.
Es lo que hemos hecho al oponernos a la agresión rusa, al respaldar
la democracia en Ucrania y al tranquilizar a nuestros
aliados de la OTAN. (aplausos) El año pasado, mientras
realizábamos el difícil trabajo de imponer sanciones junto con
nuestros aliados, al mismo tiempo que reforzábamos nuestra presencia
en los estados fronterizos, algunos sugirieron que la agresión
del Sr. Putin era una exhibición magistral
de estrategia y fuerza. Eso es lo que
algunos decían. Bueno, lo cierto es que quien
se mantiene hoy fuerte y unida a nuestros aliados es
Estados Unidos, mientras que Rusia está aislada
y con una economía en ruinas. Así es como Estados Unidos lidera;
no con fanfarronadas, sino con determinación persistente
y constante. (aplausos) En Cuba, estamos poniendo fin
a una política que debería haber terminado
hace tiempo. (aplausos) Cuando uno hace algo que
no funciona durante cincuenta años, es hora de probar
algo nuevo. (aplausos) Nuestro cambio de política
en relación con Cuba tiene el potencial de finalizar
un legado de falta de confianza en nuestro hemisferio. Desmorona una excusa ficticia
para imponer restricciones en Cuba, defiende los valores
democráticos y extiende una mano
de amistad al pueblo
cubano. Y este año, el Congreso
debería iniciar el trabajo de poner fin
al embargo. (aplausos) Como dijo Su Santidad,
el Papa Francisco, la diplomacia es un trabajo
de “pequeños pasos”. Y estos pequeños pasos han ido
sumándose para dar una nueva esperanza al futuro
de Cuba. Después de pasar años en prisión,
el hecho de que Alan Gross esté de nuevo entre nosotros
nos llena de dicha. Bienvenido
a casa, Alan. Estamos contentos
de que estés aquí. (aplausos) Nuestra diplomacia está
funcionando en Irán, donde por primera vez en
una década hemos detenido el avance de su programa nuclear
y hemos reducido sus reservas de materiales
nucleares. Entre ahora y esta primavera,
tenemos la oportunidad de negociar un acuerdo exhaustivo
que servirá para prevenir el surgimiento de un Irán con armas
nucleares y garantizar la seguridad de Estados Unidos
y nuestros aliados, entre los que se encuentra Israel,
y a la vez evitará otro conflicto armado en
Oriente Medio. No hay ninguna garantía de que
las negociaciones tendrán éxito, y mantendré todas las opciones
sobre la mesa para prevenir que Irán
tenga armas nucleares. Sin embargo, si este Congreso
aprueba nuevas sanciones en este preciso momento,
se producirá ni más ni menos que el fracaso de los esfuerzos
diplomáticos; estas medidas distanciarían a Estados Unidos
de sus aliados y asegurarían
que Irán volviese a iniciar
su programa nuclear. No tiene
sentido. Por esa razón, vetaré
cualquier proyecto de ley que imponga nuevas sanciones
y ponga en peligro nuestro progreso. (aplausos) El pueblo estadounidense
espera que entremos en guerra solo como recurso de última instancia
y tengo la intención de mantenerme fiel
a esa sabiduría. En tercer lugar, para
dar forma al nuevo siglo estamos prestando atención a temas
diferentes a los que nos han mantenido ocupados
en el pasado. Ningún país extranjero ni ningún
hacker, debería ser capaz de paralizar nuestras redes, robar
nuestros secretos comerciales ni invadir la privacidad
de las familias estadounidenses, en especial la de nuestros niños. (aplausos) Nos vamos a asegurar de que
las agencias de inteligencia de nuestro gobierno se integren
para combatir las ciberamenazas de la misma forma que
han combatido al terrorismo. Y esta noche exhorto al Congreso
a que apruebe finalmente la legislación que necesitamos
para enfrentar mejor las amenazas que presentan los ciberataques,
combatir el robo de identidad y proteger la seguridad
de la información de nuestros niños. Eso debería ser
un esfuerzo bipartidista. (aplausos) Si no actuamos, dejaremos
a nuestra nación y a nuestra economía en una
situación vulnerable. Si lo hacemos, podremos
seguir protegiendo los avances tecnológicos
que han creado incontables oportunidades para personas
en todo el mundo. En África Occidental, nuestras
tropas, nuestros científicos, nuestros médicos, nuestros
enfermeros y profesionales médicos están revirtiendo el ébola,
salvando innumerables vidas e impidiendo la propagación
de la enfermedad. (aplausos) No podría sentirme más orgulloso
de ellos, y le doy las gracias a este Congreso por el respaldo
bipartidista otorgado a estos esfuerzos. Pero resta mucho por hacer
y el mundo tiene que aprender de esta lección para crear
una iniciativa global más eficaz a fin de prevenir la propagación
de futuras pandemias, invertir en desarrollo
inteligente y erradicar
la pobreza extrema. En la región de Asia Pacífico,
estamos modernizando nuestras alianzas mientras nos aseguramos
de que las demás naciones cumplan con las reglas
al comercializar con otros países, al resolver disputas marítimas
y al participar en desafíos internacionales comunes como
la no proliferación y la prestación de ayuda en casos
de desastres naturales. Y no hay ningún desafío,
ningún desafío, que presente una amenaza mayor
a las generaciones futuras que el cambio climático. (aplausos) 2014 fue el año más caluroso
registrado de nuestro planeta. Y sé que un año no sirve
para indicar una tendencia, pero esto sí sirve: 14 de los 15 años
más calurosos registrados en la historia transcurrieron en
los primeros 15 años de este siglo. He oído a gente que intenta
evitar las pruebas al decir que no son científicos;
que no tenemos suficiente información
para actuar. Bueno, yo tampoco
soy científico. ¿Pero saben qué? Conozco
a muchos científicos fabulosos en la NASA, en la NOAA
y en nuestras mejores universidades. Y todos los mejores científicos del mundo nos están
diciendo que nuestras acciones están
cambiando el clima, y si no actuamos en forma
contundente, seguiremos observando subidas en el nivel de los océanos,
olas de calor más largas y calurosas, peligrosas sequías
e inundaciones y otras alteraciones masivas del clima que podrían
generar más movimiento migratorio, enfrentamientos y hambre
en todo el mundo. El Pentágono dice que el cambio
climático supone riesgos inmediatos a nuestra
seguridad nacional. Deberíamos actuar como
si así fuera. (aplausos) Es por eso que en los últimos seis
años hemos hecho más que nunca para combatir el cambio climático,
desde la forma en la que producimos energía hasta
la manera en la que la consumimos. Es por eso que hemos reservado
más tierras y aguas de dominio público que ninguna otra
administración de la historia. Y es por eso que no dejaremos
que este Congreso ponga en peligro la salud de nuestros
niños y nos haga retroceder al revertir
nuestros esfuerzos. Estoy decidido a garantizar
que el liderazgo estadounidense impulse las acciones
a nivel internacional. (aplausos) En Pekín, hicimos
un anuncio histórico: Estados Unidos duplicará
el ritmo de reducción de nuestra contaminación
de carbono. Y China se comprometió
por primera vez a limitar
sus emisiones. Y porque las dos economías
más grandes del mundo aunaron sus esfuerzos, otros
países ahora están dando un paso al frente y dan esperanzas de que
este año, por fin, las naciones del mundo lleguen a un acuerdo
para proteger el único planeta
que tenemos. Hay un último pilar fundamental
de nuestro liderazgo: el ejemplo
de nuestros valores. Los estadounidenses respetamos
la dignidad humana, incluso cuando nos vemos amenazados;
es por eso que he prohibido el uso de la tortura y he trabajado para
garantizar que el uso que hacemos de las nuevas tecnologías, como
los drones, se limite debidamente. (aplausos) Es por eso que
nos manifestamos en contra del deplorable antisemitismo
que ha resurgido en ciertas partes
del mundo. (aplausos) Es por eso que continuamos
rechazando los estereotipos ofensivos de los musulmanes:
la mayoría de ellos comparten nuestro compromiso
con la paz. Es justamente por eso
que defendemos la libertad de expresión y apoyamos
la liberación de presos políticos, condenamos la persecución
de mujeres, de minorías religiosas, o de las personas homosexuales,
bisexuales o transexuales. Hacemos todo esto no solamente
porque es lo correcto, sino también porque
acrecienta nuestra seguridad. (aplausos) Como estadounidenses,
tenemos un profundo compromiso con
la justicia, por lo que no tiene ningún sentido
gastar tres millones de dólares por prisionero para mantener
abierta una prisión que el mundo condena y los terroristas
usan para reclutar. (aplausos) Desde que asumí el cargo
de Presidente, hemos trabajado de forma responsable
para reducir la población de Guantánamo a la mitad. Y ha llegado la hora
de finalizar el trabajo. Estoy determinado y no desistiré
hasta que cerremos la prisión. Nosotros no
somos así. Es hora de
cerrar Guantánamo. (aplausos) Como estadounidenses, apreciamos
nuestras libertades civiles y debemos mantener
ese compromiso si queremos la máxima
cooperación de otros países y sectores
en nuestra lucha contra las redes terroristas. Así que a pesar de que algunos
ya se han distanciado de los debates sobre nuestros programas
de vigilancia, yo no lo he hecho. De acuerdo con lo prometido,
nuestras agencias de inteligencia han trabajado arduamente, teniendo
en cuenta las recomendaciones de los defensores de la privacidad,
para incrementar la transparencia y crear más salvaguardas contra
posibles abusos. Y el mes que viene publicaremos
un informe sobre lo que estamos haciendo para cumplir nuestra
promesa de mantener seguro a nuestro país mientras
fortalecemos la privacidad. Estamos mirando al futuro
en vez de al pasado. Asegurándonos de que nuestro
poder tenga un peso equivalente al de nuestra diplomacia, y de que
usamos la fuerza inteligentemente. Estamos formando coaliciones
para enfrentarnos a nuevos desafíos y oportunidades. Y siempre liderando
con el ejemplo de nuestros valores. Eso es lo que hace que
seamos excepcionales. Es lo que nos mantiene
fuertes y esa es la razón por la que siempre tenemos que seguir
esforzándonos en comportarnos de acuerdo con los principios
más elevados: los nuestros. Hace poco más de una década,
pronuncié un discurso en Boston en el que dije que no éramos
los estados liberales de América, ni los estados conservadores
de América, ni los estados negros de América, ni los estados blancos
de América, sino los Estados Unidos
de América. Dije eso porque fue lo que
experimenté en mi propia vida, en una nación que le dio a alguien
como yo una oportunidad; porque crecí en Hawái, un crisol de razas
y tradiciones; porque luego formé mi hogar en Illinois,
un estado de pueblos pequeños, tierras ricas
para la agricultura y con una de las mejores ciudades del mundo:
un microcosmos del país, donde los demócratas,
republicanos e independientes, personas decentes
de todos los orígenes étnicos y de todas las religiones comparten
ciertos valores fundamentales. En los últimos seis años,
los expertos han señalado en más de una ocasión que
mi presidencia no ha dado resultados sobre la base
de esta visión. Qué irónico, dicen,
que nuestra política parezca estar más dividida que nunca. Esto es prueba no solo
de mis propias equivocaciones, de las cuales tengo muchas,
sino también de que la visión en sí misma es errónea
e inocente y de que en esta ciudad hay demasiada gente
que de hecho se beneficia del partidismo
y de la paralización gubernamental para que hagamos
nunca nada al respecto. Sé que este tipo de
cinismo es tentador. Pero sigo creyendo que
los cínicos están equivocados. Sigo creyendo que somos
un pueblo unido. Sigo creyendo que
podemos hacer grandes cosas, incluso cuando las probabilidades
no están a nuestro favor. (aplausos) Creo en ello porque
he visto una y otra vez, en los seis años ocupando mi cargo,
la mejor versión de Estados Unidos. He visto las caras llenas
de esperanza de jóvenes graduados de Nueva York a
California, y nuestros oficiales más nuevos de West Point,
Annapolis, Colorado Springs
y New London. He estado de luto junto
a las familias en duelo de Tucson y Newtown, en Boston,
West Texas y West Virginia. He visto cómo los estadounidenses
enfrentan la adversidad, desde el Golfo de México a
las Grandes Llanuras, desde las líneas de montaje del Medio Oeste
hasta la costa del Atlántico Medio. He visto cómo el matrimonio
entre homosexuales ha pasado de ser un tema polémico que solía
usarse para separarnos a una historia de libertad en todo
el país, y ahora es un derecho civil legal en estados que siete de cada
diez estadounidenses llama hogar. (aplausos) Conozco la generosidad,
el optimismo, el gran corazón, y la bondad de los
estadounidenses que, día tras día, dan vida a la idea
de que somos los guardianes de nuestros hermanos y
nuestras hermanas. Y sé que esperan que aquellos
de nosotros que trabajamos como funcionarios públicos aquí
demos un mejor ejemplo. Así que la pregunta para nosotros
esta noche es qué podemos hacer, todos nosotros, para reflejar mejor
las esperanzas de Estados Unidos. He servido en el Congreso
con muchos de ustedes. Conozco bien a muchos
de los aquí presentes. Hay mucha gente buena
aquí, en ambos partidos. Y muchos de ustedes me han dicho
que no vinieron aquí para esto: no vinieron para participar
en una procesión de discusiones en programas de televisión por
cable, para recaudar fondos constantemente, siempre alerta
para ver cómo reacciona el Congreso ante
cada decisión. ¿Se imaginan si rompiéramos con
esos patrones viejos y anticuados? ¿Se imaginan si hiciéramos
algo diferente? Una política mejor no requiere que
los demócratas abandonen su agenda política ni que los republicanos
simplemente tengan que aceptar mi agenda con los brazos abiertos. Una política mejor requiere
que apelemos a la decencia básica mutua
en vez de apelar a nuestros temores
más elementales. Una política mejor requiere que
debatamos sin demonizarnos mutuamente, que hablemos de
temas importantes, de valores y de principios y de hechos,
en vez de las metidas de pata insustanciales, los errores
triviales o las falsas controversias que no tienen
nada que ver con la vida diaria
de las personas. (aplausos) Una política mejor
requiere que pasemos menos tiempo sumergidos
en dinero turbio para anuncios de campañas sucias
y que dediquemos más tiempo a inspirar a los jóvenes,
motivándolos, mostrándoles las posibilidades y
pidiéndoles que se unan a nosotros en la gran misión de
construir Estados Unidos. Si vamos a tener discusiones,
discutamos. Pero hagamos que sean debates
que estén a la altura de esta cámara y
de este país. Quizás no estemos de acuerdo
respecto del derecho de las mujeres a decidir sobre su maternidad
pero seguro que estamos de acuerdo en que es bueno que los embarazos
en adolescentes y los abortos estén cerca de los niveles más bajos,
y que cada mujer debería poder tener acceso al tipo de atención
médica que necesita. (aplausos) Sí, el tema de la inmigración
todavía levanta pasiones, pero seguramente todos podemos
reconocer algo de nosotros mismos en un perseverante estudiante y
estar de acuerdo en que nadie se beneficia cuando se separa
a una madre trabajadora de su hijo, y que es posible perfilar una ley
que ratifique nuestra tradición como una nación
de leyes y una nación de inmigrantes. He hablado sobre eso
con republicanos y demócratas. Es algo que podemos
compartir. Podemos pelear por los votos
durante las campañas electorales, pero seguro que estamos de acuerdo
en que el derecho al voto es sagrado y que se le está negando
a demasiadas personas; (aplausos) y, además, en el
50.º aniversario de la gran manifestación desde
Selma hasta Montgomery y la aprobación de la ley
del derecho al voto, demócratas y republicanos debemos unirnos
para hacer que votar sea más fácil para todos
los estadounidenses. (aplausos) Es posible que veamos con
ojos distintos los eventos de Ferguson
y Nueva York. Pero seguramente podemos entender
a un padre que tiene miedo de que su hijo no pueda caminar hasta
su propia casa sin ser acosado. Seguramente podemos ponernos
la mujer que no puede descansar tranquila hasta que
el oficial de policía con el que se casó cruza la puerta
de su hogar al final de su turno. (aplausos) Seguramente podemos ponernos
de acuerdo en que es bueno que, por primera vez en 40 años,
el índice de criminalidad y la tasa de encarcelamiento
hayan disminuido a la vez, y podemos usar esto como
un punto de partida para que demócratas y republicanos,
junto con los líderes comunitarios y los cuerpos de seguridad,
reformemos el sistema de justicia penal de Estados Unidos para que
nos proteja y nos sirva
a todos. (aplausos) Esa es una mejor
política. Así es como comenzamos
a recobrar la confianza. Así es como trabajamos para
que nuestro país avance. Esto es lo que quieren
los estadounidenses. Esto es lo
que merecen. Ya no tengo que realizar
ninguna campaña política. (aplausos) Mi única agenda, (risas) Eso porque gané
ambas campañas. (aplausos) Mi única agenda para
los próximos dos años es la misma que he tenido desde el día
en que presté juramento en los escalones
de este Capitolio: hacer lo que creo que es mejor
para Estados Unidos. Si comparten la visión que
les he planteado esta noche, únanse a mí para realizar
el trabajo necesario. Si están en desacuerdo con parte
de lo que he dicho, espero que al menos trabajen conmigo en los
temas en los que concordamos. Y me comprometo con todos los
republicanos presentes esta noche a que no solo pediré sus ideas,
sino que procuraré trabajar con ustedes
para hacer este país
más fuerte. (aplausos) Porque quiero que esta
cámara, esta ciudad, reflejen algo que es verdad:
que, a pesar de todos nuestros desaciertos y limitaciones,
somos personas con la fuerza y la generosidad de espíritu suficiente
para salvar las diferencias, unirnos para realizar un esfuerzo
colectivo y ayudar a nuestros vecinos, tanto en nuestra misma
calle como al otro lado del mundo. Quiero que nuestras acciones
le digan lo siguiente a cada niño en cada vecindario: tu vida es
importante y estamos comprometidos a mejorar tus oportunidades
en la vida como lo estamos
con nuestros propios hijos. (aplausos) Quiero que las generaciones
futuras sepan que somos personas que ven nuestras diferencias como
un gran don, que somos un pueblo que valora la dignidad y
la importancia de cada ciudadano: hombres y
mujeres, jóvenes y mayores, negros y blancos,
latinos y asiáticos, inmigrantes e indios americanos, homosexuales
y heterosexuales, personas con enfermedades mentales o
discapacidades físicas. Todos son importantes. Quiero que crezcan en un país
que le demuestre al mundo lo que aún sabemos que
es verdad: que seguimos siendo más que un conjunto
de estados rojos y estados azules;
que somos Estados Unidos
de América. (aplausos) Quiero que crezcan en un país
donde una joven madre puede sentarse a escribirle una carta
a su Presidente contándole sus vivencias de los
últimos seis años: “Es increíble cómo somos capaces
de recuperarnos cuando lo necesitamos... somos una
familia fuerte y muy unida que ha superado momentos
extremadamente difíciles”. Conciudadanos,
nosotros también somos una familia fuerte
y muy unida. También nosotros hemos
superado momentos difíciles. Tras quince años del inicio
de este nuevo siglo, nos hemos levantado, nos hemos sacudido
el polvo de las solapas y hemos comenzado a trabajar otra vez
para reconstruir Estados Unidos. Hemos sentado las bases
de una nueva era. Crear un futuro más brillante
depende de nosotros. Iniciemos este nuevo capítulo
juntos, y comencemos a trabajar
ahora mismo. Gracias. Que Dios los bendiga. Que Dios bendiga a este país
que tanto amamos. Gracias. (aplausos)
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